sábado 22 de junio de 2024 - Edición Nº3012
Primer Argentino » ARGENTINA » 26 oct 2018

Economía

El riesgo del ajuste perpetuo

Será arduo y sacrificado reordenar las variables macroeconómicas. La sociedad parirá con dolor el modelo económico que busca plasmar Cambiemos.


Noticia original La Prensa: La afiebrada semana transcurrió entre la publicación de datos macroeconómicos oficiales que describen la gravedad del panorama y el debate y posterior media sanción en la Cámara de Diputados del Proyecto de Presupuesto 2019, un forzoso plan de ajuste que el Gobierno cocina bajo la atenta mirada del Fondo Monetario Internacional.

La acalorada discusión en el recinto de la Cámara Baja y los disturbios ocurridos en las inmediaciones del Congreso pronto pasarán a ser imágenes sepia. Lo que viene es, al menos para el Gobierno, el desafío de que la Cámara de Senadores le de forma de ley al proyecto, más temprano que tarde.

Cuentan los especialistas, aquellos que trajinan los pasillos del Senado, que el Ejecutivo espera un trámite más sencillo de resolver en una arena adonde se sabe fuerte

 Desfilarán por allí en los próximos días algunos ministros para explicar el contenido del proyecto y, si todo marcha viento en popa, podría ser aprobado antes de fin de mes, cuando tenga lugar la Cumbre del G20 en Buenos Aires. Sería algo así como una ofrenda para un FMI que espera disciplina fiscal, aunque vengan degollando.

Por lo pronto, vale la pena contarle las costillas a este Presupuesto que pasa la podadora en todos los ámbitos oficiales. En algunos casos, de manera severa. Y que, al mismo tiempo, proyecta un escenario macro difícil de creer. Pero vamos, que en la Argentina ningún proyecto semejante, al menos en las últimas décadas, estuvo construido sobre los cimientos de la realidad.

De la ardua batalla en la Cámara de Diputados lograron salir airosos, entre gallos y medianoche, los jueces que nuevamente evitarán el pago del impuesto a las Ganancias. También algunas provincias que, en tiempo suplementario, negociaron su apoyo al plan oficial a cambio de no ver recortada de manera tan tajante la obra pública en su terruño.

El eje del Presupuesto 2019 está constituido por lo siguientes puntos, que aquí trataremos de interpretar en contexto, pensando a futuro:

+ Déficit Cero: el objetivo es pasar de un déficit del 2,6% para este año a un equilibrio fiscal en 2019. Esa es la promesa que el Gobierno tuvo que hacerle al FMI para que el organismo adelantara las partidas del crédito puente. La única manera de lograr la meta es recortando de manera severa las partidas en todas las áreas del Estado, además de eliminar los subsidios a los servicios públicos. Claro está, este horizonte contempla tan sólo el déficit primario -las cuentas antes del pago de la deuda-, ya que los compromisos por el endeudamiento se incrementaron en un 50%. Es decir, buena parte del esfuerzo se hará para pagar los intereses de la deuda.

+ PBI: el proyecto prevé una caída del 2,4% en la actividad económica para este año, y una baja del 0,5% para el 2019. La recesión, como quedó claro en anteriores columnas, llegó para quedarse. La actividad productiva no crecerá, ni siquiera con una súper cosecha, si no bajan las tasas de interés que vuelven imposible el financiamiento de los negocios.

+ Dólar: el Gobierno estima que el tipo de cambio promedio estará en $ 40,10 para 2019; 44,30 en 2020; 48,20 en 2021; y 50,5 en 2022. Es, a todas luces, poco factible que el dólar en todo un año no se mueva más de 3 o 4 pesos. Vale aclarar que el proyecto fue redactado antes de que el Banco Central implementara el esquema de bandas de flotación, con un piso de $ 34 y un techo de $ 44. Lo cual hace pensar que las autoridades bien podrían haber cambiado la proyección en el borrador, para no desentonar tanto con lo que estima el BCRA.

+ Inflación: en el Palacio de Hacienda proyectan que el proceso inflacionario será del 23% hacia el final del año próximo, contra un 32,7% que calculan para el 2018. Las cifras son, como mínimo, ingenuas. Este año el Indice de Precios al Consumidor superará cómodamente el 40%. Pensar que baje a la mitad en 2019 es una osadía. Podría ocurrir si, recesión mediante, la crisis hiciera el trabajo sucio de talar la demanda y, ante el desplome del consumo, cayeran los precios de manera sostenida. El plan de Emisión Cero del Banco Central, a partir de no financiar más al Tesoro, es una pieza clave para cortar de cuajo la emisión monetaria, fuente principal de la inflación. Sin embargo, existe una inercia en el sector productivo y comercial que, fruto de la desconfianza, los lleva a remarcar una y otra vez para cubrirse ante sus expectativas negativas.

+ Consumo: de la mano de lo anterior vienen las previsiones de una caída del 1,6% en el consumo privado, y de casi el 10% en las inversiones. El primer punto tiene que ver con la pérdida de capacidad adquisitiva del salario real, proceso que no se detendrá en el corto plazo. Para muestra basta un botón: la Canasta Básica Total, que incluye todos los bienes que necesita una familia tipo para vivir durante un mes, se incrementó en $ 7.000 con respecto a septiembre de 2017. Ningún sueldo dio brinco semejante. En lo que hace a las inversiones reales, no se darán porque, como es lógico, hoy conviene invertir en instrumentos financieros en pesos para captar la fuerte rentabilidad que brindan las altas tasas de interés, antes de asumir riesgos. Se trata de hacer dinero sin mover un dedo.

+ Deuda: la deuda pública a fin de año representará el 87% del PBI, con un stock de u$s 315.698 millones. El país está ya en una zona crítica si tomamos como ejemplo que los países europeos que colapsaron recientemente, tales los casos de España y Grecia, y de la ahora atribulada Italia, comenzaron su caída libre cuando la relación pasó el ciento por ciento. Estamos a un paso de eso. El plan considera que las necesidades de financiamiento para 2019 llegarán a u$s 38.900 millones de dólares: 2.500 millones nueva deuda, 20.100 millones se refinanciarán; 11.700 millones del acuerdo con el FMI y otros 4.600 millones de organismos internacionales.

+ Recaudación: luego del salto cambiario y la profundización de la crisis, el Gobierno sepultó el acuerdo firmado con las provincias para llevar adelante una reforma impositiva gradual en 5 años. Tanto es así que terminó por implementar retenciones a todas las exportaciones. Aún al campo, ese aliado que fielmente lo ayudó a llegar al poder. El proyecto de Presupuesto estima que la recaudación de impuestos nacionales y de contribuciones de la seguridad social crecerá 38,9%, al superar los 4.829 billones de pesos.

+ Gasto Primario: crecerá nominalmente a un ritmo del 24% en 2019, y los recursos sociales se expandirán un 32%. El Gobierno claramente y pese a todo busca tejer la red que contenga a la franja social más necesitada. Será la clase media, desprovista de estos beneficios, la que tenga que cargar mayormente con el peso del ajuste a partir de la quita de subsidios y el incremento de los impuestos.

En términos reales, la reducción del gasto será del 6% en servicios sociales; del 23% en educación y cultura; del 48% en vivienda y urbanismo; del 20% en promoción y asistencia social; del 8% en salud; del 17% en ciencia y técnica; y del 20% en agua potable y alcantarillado. Habrá menos de todo y para todos.

Será arduo y sacrificado reordenar las variables macroeconómicas. La sociedad parirá con dolor el modelo económico que busca plasmar Cambiemos. Que el objetivo se cumpla y el plan avance depende por completo de que Mauricio Macri revalide su presidencia el año próximo. Ahí, en la contienda, entrarán a jugar otras variables para moldear la voluntad del electorado.

Sin embargo, la penuria económica para la gente es ahora, y será también mañana. La invitación a resignarnos hoy en pos de un futuro venturoso tiene un tufillo providencial, pero ignora las urgencias de la olla cotidiana. Es bueno plantearse una utopía para echar a andar, como decía Eduardo Galeano, pero no hay que perder de vista que por definición el horizonte es inalcanzable. Olvidarlo implica asumir el riesgo del ajuste perpetuo.

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