jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº2954
Primer Argentino » ARGENTINA » 4 abr 2018

Sociedad

La Iglesia no quiere que los curas estén a solas con chicos

El arzobispado de Paraná difundió una serie de normas para la prevención de los abusos sexuales.


TAGS: PARANá, CURAS, CHICOS

En un hecho sin antecedentes en la Iglesia en el país, el arzobispado de Paraná, Entre Ríos, difundió una serie de normas para la prevención de los abusos sexuales en su jurisdicción que incluyen evitar en todo momento el contacto físico con menores o adultos vulnerables y nunca recorrer largas distancias en auto u otro medio a solas. La normativa también prohíbe compartir habitaciones en hoteles, casas u otros lugares. Además, la confesión debe hacerse en lugares y horarios especificados y la puerta de la sacristía debe permanecer siempre abierta.

Simultáneamente, el arzobispado de Paraná difundió un protocolo sobre los pasos que deben seguirse ante una denuncia o sospecha verosímil de un abuso cometido por un clérigo, religioso, religiosa o laico perteneciente a la institución. En rigor, se trata de una bajada del protocolo general establecido en los últimos años por el Vaticano en la materia y el cumplimiento de la recomendación de la Conferencia Episcopal Argentina para que en cada diócesis del país todos los fieles sepan a qué atenerse ante una denuncia o sospecha verosímil de un abuso.


Entre estas últimas se cuentan el modo de las autoridades religiosas de recibir la denuncia o exponer la sospecha, la eventual separación del acusado, la denuncia ante los organismos competentes del Estado y el inicio del proceso eclesiástico que podría derivar, si el acusado es un clérigo y en caso de ser hallado culpable, en la expulsión del ministerio sacerdotal. También, la asistencia espiritual y psicológica de la víctima, y la precaución de “salvaguardar la buena fama de todas las personas involucradas” durante el proceso.

El arzobispado de Paraná difundió estas normas y el protocolo luego de que en los últimos años se vio sacudido por una serie de denuncias. La más resonante la constituyó el caso del cura Justo José Ilarraz, acusado de haber abusado a comienzos de los ’90 de seminaristas, hechos por los cuáles está siendo juzgado después de muchos años. Se le achaca a las autoridades del arzobispado de la capital entrerriana haber encubierto a Ilarraz y haberlo trasladado a Tucumán.

Entre las normas de prevención también se cuenta la prohibición de “realizar cualquier insinuación, comentario o chiste sexual delante de menores o adultos vulnerables; poseer o exhibir cualquier material sexual o pornográfico; consumir o estar bajo la influencia de alcohol, drogas o utilizar lenguaje vulgar; involucrarse en conductas sexuales secretas o manifiestas, y dar o recibir regalos personales o desproporcionados”.

En cuanto a evitar en todo momento el contacto físico se advierte: “Si es el menor o el adulto vulnerable quien inicia gestos como un abrazo, la respuesta debe ser sobria, breve y apropiada, y siempre en lugares públicos y delante de otras personas”.

Y se señala que “un adulto nunca puede permanecer a solas con un menor o un adulto vulnerable en una habitación o ámbito cerrado. Cuando esto no sea posible, la reunión tendrá lugar con la puerta al menos semiabierta o asegurándose de alguna manera la posibilidad de ser vistos en todo momento”.

 

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