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Tras la polémica de Jimena Barón: 5 posturas del feminismo frente a la prostitución
Los cuestionamientos a la cantante por el lanzamiento de su canción titulada Puta tienen como trasfondo las variadas opiniones alrededor del trabajo sexual.
“Puta”. Tal es el título de la nueva canción de Jimena Barón que desató una polémica que terminó con la cancelación de sus shows en el sur del país y derivó en la asistencia psicológica y psiquiátrica de la cantante. No fue el nombre del tema, sino el modo en que la artista optó por publicitarlo, con afiches que la mostraban junto a un número telefónico diseñado al estilo de oferta sexual, generó amplias críticas y dio lugar a un enorme debate.
Margarita Meira, presidenta de esta asociación, se reunió con Jimena tras el escándalo y contó en una entrevista en El Trece: "A nosotras lo que nos cayó muy mal fue Georgina Orellano. ¿Cómo se puede juntar con una proxeneta si quiere estar del lado de la libertad de las mujeres? Georgina no está del lado de la libertad, ella es proxeneta y explotadora. Eso es lo que le dijimos, que nuestro problema era Georgina".
Tal como afirma Nuria Varela en el reciente libro Feminismo para principiantes (Ediciones B), “están quienes consideran que la prostitución como una violencia hacia las mujeres que debe ser erradicada y, por otro lado, quienes entienden que la regulación de la prostitución es la mejor vía para garantizar la protección de quienes la ejercen”. La autora puntualiza cinco posturas al respecto.
Barón eliminó de sus redes el material promocional de su tema "Puta".
Abolicionista
Considera la prostitución como un atentado contra la dignidad de las mujeres y, por tanto, niega toda posibilidad de legalización, ya que llevaría a perpetuar la injusticia.
Prohibicionista
Se basa en la represión penal del ejercicio de la prostitución, castigando tanto a quien la ejerce como al cliente.
“Feminismo para principiantes” (Ediciones B)
Reglamentarista
Rechaza moralmente la prostitución. Considera que es un mal inevitable y que, en esta medida, es necesario aceptarla y regularla para evitar la clandestinidad en la que se ejerce. Propone que sea el Estado quien controle la actividad, imponiendo una serie de controles de orden público y garantizando el ejercicio de los servicios sexuales en las mejores condiciones sanitarias posibles.
Legalista
Considera que la prostitución debe ser regulada en su totalidad como una actividad laboral más, otorgando a las trabajadoras de la industria del sexo los mismos derechos y la misma protección social y jurídica que al resto de los trabajadores. Pretende eliminar las situaciones de explotación y desprotección que conlleva a la clandestinidad de su ejercicio.
Regulación hacia la abolición
Es una postura alternativa que propone la superación del actual enfrentamiento entre quienes defienden la abolición y las defensoras de la postura legalista. Se defiende la regulación de la prostitución para fortalecer la posición de las mujeres frente a la violencia u opresión que padecen en el ejercicio de la actividad. Pero se trata de que la regulación tenga como estrategia la abolición de la prostitución por medio de un cambio estructural mucho más profundo, que afecta tanto a las esferas sociales, como a las económicas y jurídicas.