A su lado la observa una nena con uniforme de colegio, que sería su hija, mientras que al costado de la máquina la mira un hombre corpulento que se entrenaba habitualmente en el lugar.

No hay presencia de entrenadores ni medidas de seguridad para el ejercicio que encaró, por lo que por sí misma elevó la pesa por sobre sus hombros pero sus brazos no resistieron los 180 kilos de peso, y enseguida perdió la vertical.

La barra cayó por sobre su cuello y la derribó contra el piso ante los gritos de los presentes que no saben bien qué hacer.

El hombre que la observaba de cerca pidió ayuda a otro cliente y lograron sacar a la víctima debajo de la barra, y ponerla de costado, pero queda en claro que ya estaba inconsciente y perdiendo sangre.

Tras el llamado al 911 al lugar arribó una ambulancia con paramédicos de la Cruz Roja pero la mujer ya no contaba con signos vitales.

La Fiscalía General de Justicia arribó al lugar de los hechos para recabar datos, mientras tanto, se dispuso el cierre preventivo del establecimiento. El cuerpo fue llevado al ministerio público de la alcaldía Cuauhtémoc a la espera de la autopsia correspondiente.

Este hecho abrió el debate sobre la importancia de contar con la supervisión adecuada a la hora de ejercitarse, ya que en la búsqueda por mejorar la salud se corren serios riesgos que -como en este caso- pueden terminar incluso con la propia vida.